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Sé inteligente en tus compras con la fórmula del costo por uso
Publicado por Kosmos
31 de julio de 2025
Si quieres hacer compras inteligentes y sacarle provecho a tu dinero, la fórmula del costo por uso es la herramienta ideal. Estima qué tan útiles serán los productos y compara entre varios para tomar la mejor decisión para ti.
En este artículo
Si quieres ahorrar dinero para cumplir alguna meta, las compras impulsivas son una de las primeras cosas que debes evitar. Si te llama la atención todo lo novedoso o lo bonito y te cuesta resistirte a cualquier oferta que veas, la fórmula del costo por uso te va a ayudar a parar un poco y pensarlo antes de sacar la cartera.
Por otro lado, puede que tu problema no sea resistirte a las ofertas, sino que estás tan preocupado por ahorrar que sientes indecisión cada vez que vas a una tienda y te cuesta decidir entre varias opciones por miedo a desperdiciar el dinero. En ese caso, esta fórmula también es perfecta para ti porque te da un punto de comparación para hacerte la decisión más sencilla.
Fórmula de costo por uso
La fórmula del costo por uso consiste en dividir el costo de un producto entre el número estimado de veces en las que se va a utilizar. Cuando aplicas esta fórmula a tus compras, el resultado es el costo que “pagas” por cada vez que utilizas este producto.
La lógica detrás de esta fórmula está en que si el costo por uso es bajo, se puede decir que vale la pena comprar el producto. En cambio, si el costo por uso es elevado, tal vez sea mejor comprar un producto más económico o no comprarlo directamente. Lo que se considera como un costo alto o bajo depende de cada persona y su situación económica, pero esta fórmula es una buena guía.
Por qué aplicar la fórmula en tus compras
Aplicar esta fórmula tiene dos usos importantes. El primero es descubrir si realmente vale la pena pagar por el producto que estás considerando. Al momento de comprar, puedes tratar de estimar cuántas veces crees que utilizarás el producto y hacer el cálculo rápidamente. Si el número resultante es elevado, esto te indica que no utilizarás el producto lo suficiente, por lo que no tiene sentido comprarlo, o el precio del producto es demasiado alto y te vendría mejor comprar otro más económico.
El segundo uso es el de comparar productos entre sí, utilizando el costo por uso para decidir cuál de los dos vale más la pena. Es especialmente útil en los casos en los que los productos traen cantidades diferentes o tienen funcionalidades distintas. Como no son exactamente iguales, la comparación directa es complicada, pero la fórmula del costo por uso lo hace un poco más sencillo.
Esto tiene los siguientes beneficios:
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Te hace parar y pensar realmente cuánto uso le vas a dar al producto.
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Te da un marco de referencia para ayudarte a tomar la decisión de compra.
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Pone en perspectiva la utilidad del producto y el precio que pagas por este.
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Evitas hacer compras impulsivas, con lo que ahorras dinero y cuidas tu presupuesto.
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Creas el hábito de priorizar productos útiles y de calidad por sobre la simple estética.
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Disminuye la cantidad de productos que se acumulan en tu hogar, lo que te ayuda a evitar el desperdicio y tener más orden en casa.
En definitiva, utilizar esta fórmula es una buena opción para asegurarte de que estás utilizando tu dinero de forma inteligente y que los productos que llevas a casa son solo aquellos que realmente vas a utilizar y que le aportan valor a tu vida. Con el tiempo, tendrás mucho menos desorden acumulado en casa por productos que usaste una vez y luego te olvidaste de que existen.
Ejemplos de aplicación de la fórmula en compras
Para entender un poco mejor cómo aplicar la fórmula, podemos utilizar varias situaciones ficticias. Un primer ejemplo es si quieres comprarte un nuevo par de zapatos para ir a una boda. Son zapatos elegantes y se ven espectaculares, pero cuestan $2,500 pesos. Para analizarlo con la fórmula primero tienes que determinar cuánto vas a usarlos. Aparte de esta boda, sabes que vas a asistir a dos más en el resto del año; pero más allá de eso, no sueles salir de fiesta ni acudir a eventos formales con frecuencia.
Al dividir esos $2,500 pesos entre 3, te da un costo por uso de $833 pesos. Puede que te parezca un costo muy alto y que sea mejor para ti elegir otro par de zapatos elegantes pero que cuestan solo $1,500 pesos, con lo que el costo por uso baja a $500 pesos.
Otro ejemplo podría ser el caso de un ordenador. Encontraste uno que quieres por $10,000 pesos, pero sabes que lo vas a usar todos los días y que te puede durar unos 3 años. Al dividir esos $10,000 pesos por 1098 días, el costo por uso es de $9.10 pesos. En ese caso, el costo del producto podría estar justificado, ya que realmente lo vas a usar. Si no tienes previsto utilizar el ordenador diariamente, el cálculo sería diferente y el costo por uso subiría más.
Un ejemplo al comparar dos productos es el siguiente. Estás pensando en comprar una nueva freidora de aire y tienes dos opciones. La primera es una freidora de $2,000. También tienes opción de una freidora por $4,500 pero que también hace las veces de horno convencional. Normalmente preparas recetas en freidora de aire alrededor de 2 veces por semana, y estimas que la función de horno te podría servir para un uso más a la semana. En ese caso, la primera freidora la utilizarías 104 veces en un año, mientras que la segunda la utilizarías 156 veces en ese mismo tiempo.
Tras aplicar la fórmula, la freidora de $2,000 pesos tiene un costo por uso de $19 pesos y la de $4,500 pesos tiene uno de $28. En este caso, el uso de una vez adicional a la semana no es suficiente para justificar el precio de la freidora/horno y probablemente la mejor opción sería comprar la primera freidora. El caso sería diferente si estimaras que podrías utilizar la freidora/horno todos los días o casi, ya que eso bajaría su costo por uso.
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