Es el tipo de tarjeta más común en España y la más sencilla. Es simplemente una tarjeta ligada a una cuenta bancaria que permite usar los fondos de dicha cuenta para hacer compras y retiradas de efectivo.
Por lo tanto, si no tenemos fondos suficientes en la cuenta bancaria para pagar algún producto o servicio, no permitirá comprarlo. Además, por motivos de seguridad (robo, suplantación de identidad, etc.), estas tarjetas suelen tener un límite diario.
Al no haber ningún tipo de préstamo ligado a la tarjeta, las comisiones de emisión y mantenimiento suelen ser muy bajas. En muchos casos, si la cuenta ligada a la tarjeta es una cuenta nómina o algún otro tipo de cuenta con ventajas, la tarjeta de débito no tiene comisiones de ningún tipo.
Es un tipo de tarjeta que nos permite pagar y obtener efectivo sin disponer de esos fondos previamente. Se diferencia de los préstamos por no tener una cantidad fija para prestar sino que simplemente se establece un límite de crédito (un máximo de dinero que se podría usar a crédito en cierto periodo de tiempo). Es decir, que sólo se pagarán intereses por el dinero que realmente se use y no por un importe total.
Habitualmente los bancos clasifican sus tarjetas de crédito en Oro, Plata, Platino, etc. de las cuales depende el límite de crédito y otras características de la tarjeta (intereses, comisiones, etc.).
Se puede devolver el dinero de la tarjeta de diferentes formas:
Las tarjetas Revolving, más que un tipo de tarjetas diferente, son tarjetas de crédito con pagos aplazados. Es un tipo de tarjeta que ha generado mucha polémica y las asociaciones de consumidores de España y de otros países europeos han pedido usar con cautela.
A diferencia de las tarjetas de crédito convencionales, con las revolving el pago se produce por plazos y no al mes siguiente. Es decir, que funcionan como una especie de préstamo cada vez que hacemos una compra. Por este motivo, si se aplaza mucho un pago puede haber problemas con el pago de intereses, más difíciles de calcular que con las tarjetas de crédito tradicionales.
Funcionan de forma similar a las tarifas prepago de los teléfonos móviles. Se ingresa un importe en una entidad bancaria y se carga la tarjeta con ese dinero, no pudiendo gastar más de lo que se ha ingresado. No son tarjetas muy usadas en España, pero pueden ser muy útiles debido a que no hay que pagar intereses ni tampoco requieren disponer de una cuenta corriente abierta en el banco emisor.