Se trata de préstamos de pequeño importe y sin garantía que facilitan el acceso a financiación a personas cuyas circunstancias les dificultan el poder obtenerla a través del sistema bancario tradicional.
Los microcréditos pueden financiar una gran variedad de actividades y proyectos. Desde el acceso a la formación hasta el inicio o la expansión de un negocio hasta cualquier reparación inesperada que tengas que hacer en tu hogar.
A través de la financiación mediante microcréditos, las entidades que los conceden no sólo apoyan que se genere un impacto social fomentando el desarrollo del tejido empresarial y la creación de nuevos negocios, sino que también quieren ayudar en la educación de las personas y mejorar la calidad de vida de sus familias, especialmente en tiempos de dificultades económicas en los que la economía familiar se resiente.
¿Qué cantidad puedo solicitar en un microcrédito?
Normalmente, la cantidad máxima que puedes solicitar es entre 500 € y 1000 €, pero algunas empresas han cambiado sus requisitos para la concesión y han aumentado los límites hasta más allá de los 5000 €.
En cuanto a los plazos de devolución suelen ser a muy corto, normalmente entre los 30 y 45 días. Sin embargo, al igual que la cantidad máxima que puedes pedir prestado, estos términos también se han aumentado bajo ciertas condiciones.
Las solicitudes de microcréditos, normalmente, se pueden realizar en línea o por teléfono. Además, no es necesario que proporciones ningún tipo de documentación más allá de una cuenta bancaria, un número de teléfono y documento acreditativo de tu identidad legal como el DNI, por ejemplo.
Cuando un cliente solicita un microcrédito, suele recibe una respuesta a su solicitud en cuestión de minutos, normalmente entre 15 y 20 minutos. Esto lo convierte en una solución rápida para hacer frente a deudas pendientes o acontecimientos inesperados.
Cada empresa que se dedica a conceder estos microcréditos establece sus propios términos y límiers a la hora de prestar dinero.
Los microcréditos surgieron como una herramienta financiera para ayudar a personas y comunidades vulnerables. Estos préstamos de pequeñas cantidades tienen un papel social, ya que ayudan a las personas que no pueden recibir los servicios financieros formales. Actualmente, se distribuyen pequeñas cantidades de fondos a pequeñas y medianas empresas y a emprendedores que lo necesitan de forma rápida.
El economista paquistaní Mohammed Yunus quería mejorar la vida de sus vecinos. Conocía a un grupo de mujeres que se dedicadaban a la fabricación de muebles de bambú, pero cuando necesitaban fondos no tenían acceso a los bancos tradicionales, por lo que tenían que recurrir a prestamistas que exigían condiciones abusivas. Sin embargo, Yunus les dio una oportunidad cuando les prestó 27 dólares sin pedir una garantía. Con ello, allanó el camino para el microcrédito tal como lo conocemos hoy.
Posteriormente fundó el Grameen Bank centrado en este tipo de préstamos, por el que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2006.
La dificultad de acceso al crédito para algunos ciudadanos ha propiciado la aparición de empresas que conceden microcréditos o microcréditos online rápidos. Muchas personas que necesitan urgentemente una pequeña cantidad de dinero optan por este tipo de financiación.
Una de las diferencias clave entre el microcrédito y el crédito rápido es que este último se centra en el sector del crédito al consumo. Aunque están destinados principalmente a personas que necesitan comprar algo o saldar deudas, los microcréditos están diseñados para impulsar negocios o proyectos productivos.
Otra diferencia es el método de devolución y el interés. “Han de devolverse en muy poco tiempo, a un tipo de interés muy alto y con elevadas comisiones que dan lugar a una TAE también por las nubes”, señala el Banco de España en su portal para el cliente bancario.
El banco central añade otra diferencia más. Algunas empresas que ofrecen préstamos rápidos no están supervisadas por los reguladores españoles ni por el Banco Central Europeo. La entidad destaca que los usuarios deben asegurarse de utilizar una empresa regulada antes de solicitar este tipo de financiación.